El sueño y el ejercicio son dos componentes esenciales de un estilo de vida saludable, pero ¿cómo se relacionan? En este artículo, exploraremos la influencia del ejercicio en los trastornos del sueño y cómo estas dos actividades pueden trabajar juntas para mejorar la calidad de tu descanso, respaldando nuestras afirmaciones con estudios científicos.
El ejercicio y el sueño
El ejercicio regular tiene numerosos beneficios para la salud, y uno de ellos está relacionado con el sueño. Un estudio publicado en la revista “Sleep Medicine” en 2019 encontró que las personas que realizaban actividad física regularmente tenían una mejor calidad de sueño en comparación con aquellas que llevaban un estilo de vida sedentario.
Aunque el ejercicio puede mejorar el sueño, la elección del momento adecuado es esencial. Investigaciones, como un estudio en “Medicine & Science in Sports & Exercise” en 2014, sugieren que el ejercicio vigoroso justo antes de acostarse puede tener el efecto contrario y dificultar el sueño. Por lo tanto, es mejor programar el ejercicio al menos unas horas antes de dormir.
El ejercicio también puede ser beneficioso para las personas que luchan contra trastornos del sueño como el insomnio. Investigaciones, como el estudio publicado en “Sleep Medicine Reviews” en 2017, sugieren que la actividad física regular puede reducir los síntomas de insomnio y mejorar la calidad del sueño.
Mantener una rutina de ejercicio constante es clave para cosechar los beneficios en el sueño. Un estudio en “Journal of Clinical Sleep Medicine” en 2019 destacó cómo las personas que seguían un programa de ejercicios establecido experimentaban mejoras significativas en la calidad del sueño en comparación con aquellas que no lo hacían.
¿Sospecha tener algún trastorno del sueño?
Si experimentas problemas de sueño, considera la posibilidad de incluir una rutina de ejercicios adecuada en tu vida. Consulta a un profesional de la salud o un entrenador personal para diseñar un plan de ejercicio que se adapte a tus necesidades y objetivos.