El Síndrome de Movimientos Periódicos de la Mandíbula (PLMS) es una afección que afecta el sueño, caracterizada por movimientos involuntarios y rítmicos de la mandíbula durante la noche. Estos movimientos pueden perturbar el sueño y llevar a la fatiga crónica y otros problemas de salud. Aunque la causa exacta del PLMS no siempre es clara, la nutrición desempeña un papel importante en su manejo y en la mejora de la calidad del sueño de quienes lo padecen.
Dieta rica en hierro:
Uno de los factores asociados con el PLMS es la deficiencia de hierro. Mantener una dieta rica en hierro puede ser beneficioso, ya que la suplementación de hierro, bajo supervisión médica, puede ayudar a reducir los síntomas en algunas personas. Alimentos como carnes magras, pescado, espinacas y legumbres son buenas fuentes de hierro.
Magnesio para la relajación muscular:
El magnesio es un mineral esencial que desempeña un papel en la relajación muscular. Puede contribuir a reducir la hiperactividad muscular asociada. Alimentos como nueces, semillas, espinacas y plátanos son ricos en magnesio y pueden incluirse en la dieta.
Evitar estimulantes antes de dormir:
Ciertos alimentos y bebidas pueden empeorar los síntomas del PLMS, especialmente antes de acostarse. Evitar la cafeína y otros estimulantes en las horas previas al sueño puede ser útil para minimizar los movimientos involuntarios de la mandíbula.
Dieta balanceada:
Una dieta equilibrada que incluya una variedad de nutrientes es fundamental para la salud en general. Consumir frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros puede ayudar a mantener un equilibrio nutricional adecuado.
¿Sospecha tener algún trastorno del sueño?
Hidratación adecuada:
La deshidratación puede contribuir a la aparición de calambres musculares y movimientos involuntarios. Beber suficiente agua a lo largo del día es esencial para mantener una hidratación adecuada.
Consulta con un profesional de la salud:
Es importante destacar que el manejo del PLMS a través de la nutrición debe ser supervisado por un profesional de la salud, como un médico o un dietista registrado. Estos profesionales pueden realizar pruebas para determinar si existen deficiencias nutricionales específicas y proporcionar recomendaciones personalizadas.
Además de la nutrición, mantener un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular y una rutina de sueño consistente puede ser beneficioso para controlar los síntomas.