La apnea del sueño es un trastorno respiratorio común que afecta tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, se ha observado que hay diferencias entre los sexos en términos de incidencia, presentación y consecuencias de la apnea del sueño.
Este trastorno es más prevalente en hombres en comparación con las mujeres. Según estudios epidemiológicos, los hombres tienen una mayor incidencia de apnea del sueño diagnosticada. Sin embargo, esto no significa que las mujeres estén exentas de este trastorno.
Un estudio publicado en la revista Sleep Medicine Reviews analizó la relación entre el género y la apnea del sueño. Los resultados mostraron que, aunque las mujeres tienen una menor prevalencia, la gravedad de los síntomas y las consecuencias asociadas pueden ser similares o incluso mayores que en los hombres. Esto sugiere que la apnea del sueño puede pasar desapercibida o subdiagnosticada en las mujeres.
Hay varios factores que pueden contribuir a la diferencia de género. Uno de ellos es el cambio hormonal, especialmente durante la menopausia. Los cambios en los niveles de estrógeno y progesterona pueden afectar la función respiratoria y aumentar el riesgo de apnea del sueño en las mujeres.
La anatomía y la distribución de la grasa corporal también pueden influir en la apnea del sueño en las mujeres. Las vías respiratorias superiores más estrechas y la distribución de la grasa alrededor del cuello y la garganta pueden aumentar la probabilidad de obstrucción durante el sueño, lo que lleva a la apnea.
¿Sospecha tener algún trastorno del sueño?
Además, las mujeres pueden experimentar síntomas diferentes o atípicos en comparación con los hombres. Estos pueden incluir insomnio, somnolencia diurna excesiva, cambios en el estado de ánimo y trastornos del sueño relacionados con el ciclo menstrual.
Es importante destacar que la apnea del sueño no es exclusiva de los hombres y que las mujeres también deben ser conscientes de los factores de riesgo y los síntomas. Si se sospecha de este trastorno, es fundamental buscar una evaluación médica adecuada y realizar estudios de diagnóstico, como la polisomnografía.