Publicado en El Mercurio.

Por aprovechar cinco minutos más en la cama, muchos programan la alarma dos veces, con minutos de diferencia.

Sin embargo, esta costumbre termina provocando somnolencia y cansancio durante el día. Cada mañana comienza con un ruido desagradable, un repetitivo pitido que rompe con la paz del sueño reponedor. “Yo abuso de la función ‘posponer’.

De hecho, pongo la alarma 30 minutos antes de la hora que tengo que levantarme porque sé que la atrasaré al menos tres veces, todo por tener 10 minutos más de sueño. El problema es que con cada repetición despierto más cansada”, cuenta Paula Díaz, estudiante de 23 años.

Como Paula, son muchos quienes tienen un hábito parecido, y que estiran lo más posible la permanencia entre las sábanas. Sin embargo, esta práctica de posponer la alarma del despertador interrumpe de forma violenta del sueño varias veces, lo que se ha relacionado con una mayor sensación de cansancio durante el día.

“Nuestro cuerpo se prepara para despertarse a través de varios cambios biológicos: sube su temperatura, secreta cortisol, etc.”, explica la doctora Evelyn Benavides, directora de la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño.

“Si volvemos a dormir después de despertar, interrumpimos ese proceso y lo reemplazamos con un microsueño superficial y no reparador, por lo que la segunda despertada se siente mucho mas agotadora que la primera, y acarreamos ese cansancio todo el día”.

Por eso la sugerencia es evitar esa práctica y reemplazarla por aquellas que mejoran el despertar del cuerpo: “Lo ideal es siempre tener el mismo horario para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, y ojalá que este sea lo más cercano con la puesta y salida del sol, respectivamente”, recomienda Benavides.

Coincide Pablo Guzmán, director de la Clínica Somno, centro médico especializado en trastornos del sueño. “Lo más adecuado es despertar con la luz solar. El sol emite una luz especial, que al pasar a través de nuestros párpados le indica al cerebro que detenga la secreción de melatonina.

Por eso si uno tiene problemas para levantarse, es bueno dormir con las cortinas abiertas, para despertar con los rayos de luz del amanecer”. El retardar la hora de la alarma para despertar también se asocia a dificultades para llegar al trabajo.

Es lo que motivó hace unas semanas a los ejecutivos de la empresa británica de colchones EveSleep a publicar una carta abierta al director de Apple, Tim Cook.

En ella le pedían eliminar la función “posponer” del despertador integrado en los iPhones, porque exponía a miles de personas a retrasar su jornada laboral.

Según Guzmán, lo más preocupante del botón “posponer” es que permite que las personas desarrollen un hábito de mal despertar. “El repetir tantas veces el estímulo del despertador hace que quedarse 10, 20 o 30 minutos más en la cama se convierta en un hábito, perdiendo mucho tiempo en la mañana.

Lo ideal es generar la costumbre de despertarse a la primera”, recomienda. Según Benavides, cuidar las condiciones en que dormimos es igual de importante que el despertar. “Las señales de nuestro cuerpo son siempre las mismas, por eso tenemos que respetarlo entregándole los mismos estímulos: dormir a oscuras, con temperatura baja y siempre entre siete y nueve horas en el mismo horario”.