Obesidad:
Esta es uno de los principales factores que influyen en la intensidad de los ronquidos. La acumulación de grasa en el cuello puede ejercer presión sobre las vías respiratorias, lo que las estrecha y hace que el flujo de aire sea más turbulento.
Consumo de alcohol:
El consumo antes de acostarse puede relajar los músculos de la garganta, lo que hace que las vías respiratorias se estrechen y aumente la probabilidad de ronquidos.
Posición de dormir:
La posición en la que se duerme puede influir en la intensidad de los ronquidos. Dormir de espaldas puede hacer que la lengua y los tejidos de la garganta caigan hacia atrás y obstruyan las vías respiratorias.
Fumar:
Puede inflamar los tejidos de la garganta y las vías respiratorias, lo que aumenta la probabilidad de roncar.
¿Sospecha tener algún trastorno del sueño?
Edad:
A medida que envejecemos, los músculos de la garganta se debilitan y las vías respiratorias pueden estrecharse.
Alergias y congestión nasal:
Las alergias, como la alergia al polen o al polvo, pueden causar inflamación en las vías respiratorias y dificultar la respiración durante la noche. Además, las personas que padecen de rinitis alérgica pueden tener más probabilidades de desarrollar apnea del sueño, un trastorno que se caracteriza por la interrupción de la respiración durante el sueño y que a menudo se acompaña de ronquidos fuertes.
Apnea del sueño:
Es un trastorno del sueño en el que las vías respiratorias se obstruyen por completo, lo que interrumpe la respiración y puede causar ronquidos intensos.