
Pese a que todos hemos experimentado lo que significa pasar unos días en que nos es imposible dormir de forma descansada y reparadora, hay personas que acaban padeciendo de insomnio crónico…
Pese a que todos hemos experimentado lo que significa pasar unos días en que nos es imposible dormir de forma descansada y reparadora, hay personas que acaban padeciendo de insomnio crónico a raíz de determinadas conductas relacionadas con una mala higiene del sueño. Se denomina así al control de todos los factores conductuales, psicológicos y ambientales que nos impiden tener un descanso profundo y reparador.
Si tenemos en cuenta que pasamos cerca de un tercio de nuestra vida durmiendo, podemos entender sin duda la importancia de tener un adecuado descanso. Un mal dormir puede ocasionar a su vez cambios metabólicos en nuestro organismo que pueden derivar en problemas de salud, como son:
«Las personas que no descansan correctamente suelen estar más irritables, cansadas físicamente, les falla la concentración, tienen olvidos frecuentes (memoria a corto plazo), bajos en ánimo y energía, dolores musculares tensionales y somnolencia en el día» explica el doctor Pedro Moya, neurólogo de Clínica Somno.
Según el especialista, los factores principales son en general de naturaleza genética y ambiental, siendo los hábitos y el estilo de vida no saludables los más importantes a la hora de provocar o causar un trastorno del sueño. «El insomnio es un ejemplo claro, es muy fácil caer en este problema cuando el manejo del estrés no es adecuado, se usan muchos estímulos luminosos como pantallas en la tarde-noche y se realizan otras actividades en la misma habitación donde se duerme».
Así, entre algunos de los problemas que impiden el buen dormir, se encuentran:
Irnos a la cama enfocados o con preocupaciones: Algo que suele ocurrir muchas veces a nivel de pareja es, por ejemplo, esperar la última hora del día para hablar de esos problemas o temas que nos preocupan o nos molestan. Lo mismo ocurre cuando al apagar la luz, nos quedamos «dándole vueltas» a ciertos hechos complicados del día, relacionados con el trabajo, la familia o determinadas emociones.
Aquí lo mas recomendable es que dos horas antes de irnos a la cama, hayamos resuelto o abordado estas temáticas conflictivas. A la almohada se llega descansada y ligera de emociones negativas.
Acostarse con hambre o «muy satisfecho»: A veces elegimos no cenar para perder peso. Asimismo, y por lado contrario, algunos hacen una cena copiosa, justo antes de irse a la cama. Ninguna de las dos opciones es saludable.
Debemos comer dos horas antes de ir a dormir y la cena debe ser variada, justa y nutritiva, sin alcohol ni bebidas estimulantes.
Tip: Un remedio ideal para relajarnos puede ser un vaso de leche de almendras con miel, el cual inducirá al sueño.
Hacer ejercicio o actividad física justo antes de dormir: Todo lo que suponga ejercitar nuestro cuerpo, desde ir al gimnasio hasta limpiar la casa o pasear al perro, supone una mala higiene del sueño. Intenta llevar a cabo estas tareas al menos una hora antes de acostarte. Una vez que hayas terminado, prueba darte una ducha caliente y leer un buen libro, esto liberará toda clase de preocupación de tu mente.
El dormitorio es el centro de nuestro descanso nocturno, por ello es fundamental contar con un cuarto en óptimas condiciones para un buen sueño. Un dormitorio desordenado, con un olor no muy agradable o una temperatura ambiental elevada podría provocarnos problemas de insomnio.
Asimismo, factores externos como ruido, luminosidad excesiva, vibraciones de celulares y pantallas de dispositivos electrónicos suelen quitarnos las ganas de dormir.
Por norma de higiene de sueño, se recomienda: