Eduardo (67) sufría de apnea del sueño severa lo que le llevaba a tener agotamiento físico diario, bostezando todo el día. Fue ahí cuando decidió que tenía que hacer algo por su estado de salud.
Los ronquidos durante la noche y el agotamiento durante el día los que incluso lo llevaban a olvidar algunas cosas, estaban deteriorando la salud de Eduardo, quien recuerda que incluso llegó a afectar su vida social: “Me sentaba en un sillón y me quedaba dormido.
Al principio parecía gracioso, pero fue pasando el tiempo y claramente había algo anormal”, relata Flores.